Baja estatura

Caer de bruces es un desastre.
De espaldas una vergüenza que duele
tanto como el golpe.
Todo eso se sabe porque en los caminos
sobran las piedras
y las hondonadas.
Detrás de cada árbol
aguardan las zancadillas
y una mano que golpea la cerviz
con cualquier leño.
Lo peor no es acabar tendido
a la vera del camino
con la conciencia entumecida
sino levantarse a medias
como quien rechaza su verdadera estatura
para despositar todo el peso de sus miedos
en sus rodillas.