Contestando a la hija del Che

Quizás al periodista de CNN que entrevistó recientemente a Aleida Guevara, hija del Che Guevara, le cueste trabajo entender que es muy diferente una sociedad socialista. Tan diferente, extremadamente diferente, que yo, que viví allí, en Cuba, tampoco la entiendo.
Ciertamente, las diferencias entre capitalismo y socialismo son tan agudas como que en el capitalismo hay pluralismo, diversidad, libre expresión y sobre todo se basa en una economía de mercado, lo que provoca competencia, motivación para seguir produciendo más y mejor. ¿Que hay pobres? Bueno, aclaremos a quienes no entienden el capitalismo que los pobres de un país capitalista desarrollado más o menos se corresponderían –hablo comparando hipotéticamente, claro— con la clase dirigente, o alta, del socialismo, única que se beneficia de ese sistema porque, en general, el pueblo de a pie no es que sea pobre… ¡es que vive en la miseria!
Y eso si hablamos de socialismo teórico, ese de los libros, porque en Cuba no ha habido ni hay una sociedad socialista, sino un régimen totalitario, absolutista, dictatorial, que se ha basado y se basa en el terrorismo de Estado. ¿Será que si lee esto la señora Aleida entiende, o es que en verdad prefiere ignorar?
Ah, mi señora, una última cosita, sepa usted que la temporada de elecciones en el capitalismo –con todos los defectos y desmanes que puede tener y padecer— es independiente al dinero del Estado. Se crean nuevos empleos, se produce, se renuevan muchas cosas y esos millones, como usted dice porque es lo que le han dicho, no son robados al pueblo, como sí hace su socialismo. Su socialismo paga miserablemente y con el dinero del pueblo no solo celebra elecciones a dedo y repetitivas, congresos del partido único y reuniones, sino que también adquiere yatecitos para los hijitos y los papitos, redes hoteleras simulando compradores falsos, etc. Con ese dinero del pueblo usted viaja, pasea…. con ese dinero del pueblo, los de ese partido que usted defiende tanto viven estupendamente, y lo peor de todo es que usted sabe mejor que yo qué hacen con ese dinero del pueblo. Pero como dicen por ahí, no hay peor sordo que el no quiere oír ni peor ciego que el que no quiere ver.
A usted parece que le gusta ser como los tres monos sabios: no ve, no oye, no habla. Pero bueno, usted habla, sí. Una verdadera pena.