Cuba y Norcorea, unidos en un ideal
El vicepresidente castrista Miguel Díaz Canel de visita en Corea del Norte

Ahora que Washington considera la posibilidad de cerrar la embajada de Estados Unidos en Cuba, a causa de inexplicables ‘ataques acústicos’ contra sus diplomáticos en La Habana, cabe recordar que el terrorismo de Estado constituye práctica habitual de un régimen que, como el castrista, no por casualidad es aliado de Corea del Norte.
Ambos regímenes delincuentes desconocen, por impulso casi genético, cualquier dinámica relacionada con leyes internacionales, estado de derecho, normas de conducta, pactos de caballeros y demás. Sencillamente, y esto es lo que muchos gobiernos occidentales no acaban de entender –o no les conviene entender–, se trata de forajidos, psicópatas la mayor parte de las veces, que ejercen el poder, y difunden el terror, a la manera visceral y parasitaria de los mamíferos carroñeros.
En Cuba, como ya se ha señalado, nada de relieve puede ocurrir sin el conocimiento, directo o indirecto, de la policía política, o Seguridad del Estado. Y mucho menos nada relacionado “con el enemigo histórico de la revolución cubana”, en este caso 21 norteamericanos de servicio en la Isla. Como bien apunta el articulista Roberto Alvarez Quiñones en Palabra Abierta, “Moscú, Pyongyang, Teherán, Pekín, o Caracas, no habrían podido colocar artefactos de escucha o de otro tipo en las cercanías o dentro de las viviendas de los diplomáticos sin que lo detectara el MININT”. Y añade sabiamente:
“Si el general Castro II ha permitido que el FBI investigue (el ataque) en territorio de Cuba es porque sabe que esos detectives de EE.UU. no podrán encontrar absolutamente nada que incrimine a la dictadura. Todo está muy bien amarrado para que no haya sorpresas”.
No resulta superfluo recordar ciertas conexiones ahora que Pyongyang y La Habana insisten en ocupar titulares, y más allá de las visitas de alto rango de personeros castristas al país asiático. Por ejemplo, la trama de trasiego armamentístico descubierta en julio de 2013 en el canal de Panamá, cuando las autoridades del país centroamericano detuvieron un barco procedente de Cuba con dos contenedores llenos de “equipos sofisticados de misiles” en camino a Corea del Norte.
Según militares castristas consultados por El Confidencial, “los norcoreanos nunca se fueron de Cuba, solo se hicieron más discretos”. “Ellos (los norcoreanos) son muy apreciados por su filosofía de guerra irregular, centrada en la infiltración y empleo de pequeñas unidades tras las líneas del enemigo”, declaró al periódico un exoficial egresado de una Escuela Nacional de Tropas Especiales en la provincia de Pinar del Río.
El asesino siempre regresa al lugar del crimen, reza un lugar común policiaco. Y la naturaleza psicópata de las familias que oprimen a Cuba y Norcorea, los Kim y los Castro, las impulsa a regresar siempre a las andadas. Esto es, a joder y a matar.
A continuación el comentario de Carlos Alberto Montaner: