De la disuasión

La disuasión tiene mucho de comedia, el drama la descubre cuando cae un decorado caduco y surge otro donde se lanzan palabras como actos que a su vez son imágenes en la cara del otro.
“Le apuñalaré con las palabras, pero no con la mano”, dice Hamlet con un toque cómico en el interior de una máquina de muerte. Hamlet no puede sostener hasta el fin esta disuasión que no es fingida ni simulada, brota de la misma lengua.
El tiempo de la disuasión terminó, dictaminaron los sacerdotes posmodernos sin preguntarse si no se ha regresado a una etapa predisuasiva, que suena prepolítica y suicida.