El otro cielo de la Estatua de la Libertad

Esa chica sigue dando acogida a cientos de miles de almas que cada año cruzan las fronteras de la Unión Americana en pos de algo diferente. Su antorcha ilumina otros caminos e indica que eres libre de ser tú mismo en una casi siempre irrepetible segunda oportunidad. Confía en ti. Te da tanta libertad que incluso si eres tonto puedes graduarte de imbécil con honores. Si eres listo tal vez hagas mucho dinero y si te pasas de listo te pone a vivir para siempre en una cárcel federal llena de tipos fuertes y tiernos, sobre todo a la hora de las duchas.
Esta joven espera de ti honestidad, decencia, valores y ganas de hacer realidad tus anhelos, pero no oculta que representa a un país aún muy joven con miles de defectos que serán resueltos poco a poco desde una cosa que te atañe y se llama democracia. Te invita a ser “Parte de Algo” y confía en la victoria de tu consciencia activa sobre la apatía, el miedo y el hastío que motivaron el viaje hacia esta orilla. Por eso te ofrece un cielo hecho de otro cristal.
Porque esta muchacha de origen francés y aspecto griego, experta en ver pasar barcos y aviones repletos de soñadores hacia sus aduanas, da a todos un mensaje alto y claro. “Bienvenido seas, haz borrón y cuenta nueva. Ayuda a pagar con el lado luminoso de tu espíritu la inmensa deuda de gratitud hacia los caídos para hacer realidad la República de los Estados Unidos de América. Y que tus esfuerzos, con la ayuda de Dios, derramen sobre ti la mejor de las suertes”.