ISIS, Irak y el dilema de Estados Unidos

ISIS es un fenómeno nuevo, surgido como escisión radical de Al Qaeda y fortalecido durante el actual conflicto sirio. Su invasión de Irak tomó por sorpresa a todos, incluidos los servicios de inteligencia norteamericanos, colocando a los Estados Unidos ante un difícil dilema. A saber, (1) si Washington decide no intervenir en Irak puede producirse una situación de inestabilidad permanente en el corazón del Medio Oriente que podría durar años y afectar seriamente los intereses norteamericanos. Si Estados Unidos (2) se decide a intervenir, mediante el bombardeo a los suníes extremistas de ISIS con aviones pilotados y/o drones, pero sin tropas en el terreno, de hecho se convertiría en aliado de Irán y, lo que es peor, en aliado de Asad, el tirano de Siria, que también ha empezado a ayudar a Irak, país cuyo primer ministro, Nuri al-Maliki, es un chií prosirio y proiraní que ahondó hasta la ruptura la división del país con su política sectaria y excluyente.
Se maneja además una tercera opción, atractiva pero no exenta de peligros. Consistente en permitir un conflicto cruento pero localizado y bajo control entre los yihadistas de Isis e Irán, de modo que se aniquilen mutuamente, o al menos se debiliten, los dos enemigos mortales: los extremistas suníes y los iraníes. Esta última es la que a mí me gustaría, pero al parecer lo que se prevé es la opción Nº 2, o sea, una alianza contra natura de Estados Unidos con los iraníes.
Toda demora de Washington, en estos momentos, sería fatal. ISIS está a punto de tomar Bagdad como centro y capital de un califato sirio-iraquí, es decir, de un Estado terrorista muy peligroso.
¡A bombardearlos ya!