Mariela Castro vende huevos de gato en Nueva York
No hay que irse por las ramas con la condición política de Mariela Castro. Hija de gato caza ratones sobre todo si, como es el caso, sigue estigmatizando, marginando, apoyando la exclusión en Cuba. Se trata de que parece un gato, se comporta como un gato, maúlla, araña, se crispa y despedaza. Luego, es un gato.
Tras asegurar que el proceso electoral en Cuba “es tan democrático que no se quiere hablar de él”, la señora ha asegurado que mira “críticamente” su realidad y cree que el sistema que comanda su papá “podría ser más democrático todavía”. La gran pregunta es qué piensa hacer la sexóloga en ese sentido.
Mariela, han subrayado los medios de prensa, quiso dejar claro en Nueva York que en Cuba el voto es “directo y secreto” y no hay campañas electorales porque el Partido Comunista (PCC) “no postula”, sino que “es el pueblo quien postula a sus candidatos”. ¿Y para qué va a postular el PCC si es el único partido permitido legalmente, es decir, si no tiene competencia? ¿Y a qué candidato que no sea comunista o aliado a los comunistas van a postular los ciudadanos si en la Isla cualquier oposición es penada legal e institucionalmente, y en Cuba todas las instituciones de peso son estatales, es decir, comunistas per se? Se le olvidó a Mariela que la actual Constitución, reformada a la cañona en 2002, establece que Cuba es un Estado socialista de forma irrevocable, donde el PCC, “martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo”.
Huele a quemado y resulta, de hecho, constitucionalmente incendiario. En Cuba a quien disiente le espera la hoguera, como a Hatuey. El punto consiste en que Mariela nos quiere vender los huevos de una gallina que no existe. Los suyos son huevos de gato. Y esos no hay quien se los trague a estas alturas.