Oscuro esplendor

Puede la noche cruel de los enojos
lapidar toda luz que no existía,
si la invisible claridad del día
embelleció de oscuridad tus ojos.
La pradera de luz de los antojos
se convirtió en tu carne, y absorbía
un cielo adiamantado en su porfía
que dibujó de azul tus labios rojos.
Dejad el cofre de la noche abierto,
y que brote la luz como cascada
y el cielo un esplendor del fiel desierto
donde la fría estrella es ocultada.
Dejad la luz de aquello que ya ha muerto,
como oscuro esplendor de la mirada.